En todo tipo de edificación debe realizarse un cálculo de estructura para soportar determinadas cargas y diversas condiciones climáticas. Para ello, fundamentalmente, existe ese juego entre cimientos, pilares y vigas.
Pensábamos que era algo obvio y evidente, que no hacía falta ser un profesional de la construcción para saberlo. Y es que resulta que hace poco nos encontramos con algo que no habíamos visto nunca en décadas de trabajo.
Hace unas semanas recibimos una llamada para ver una casa que presentaba ciertas patologías, probablemente a causa de fallos en la estructura. Al llegar allí, nos encontramos ciertas fisuras aparentemente en movimiento. Nos habían llamado para diagnosticar el origen de un problema, por lo que aquello era lo esperado. Saber las causas de una grieta o fisura no es algo que normalmente se haga de un simple vistazo, por lo que, entre otras cosas, hay que investigar y documentarse al máximo posible sobre el terreno.
Precisamente en ello estábamos. Delante del pilar dañado había un sofá, que tuvimos que mover y fue cuando vimos la causa evidente de los daños en la estructura y, de paso, quedarnos alucinados. ¡El pilar había sido cortado por la mitad en su parte inferior para que el sofá cupiera sin problemas! No sabemos quién tuvo la genial idea, pero lo cierto es que tuvo el detalle de pintar la nueva cara del pilar, adornarlo con gotelé e incluso poner el rodapié con más o menos arte.
Con estas cosas no se puede jugar. Los elementos estructurales están ahí por algo, no por capricho de cualquiera que haya intervenido en la construcción. Con el paso del tiempo esas fisuras podrían incrementarse y quién sabe hasta dónde podrían haber llegado los daños, originando desgracias aún mayores. Antes de hacer cualquier insensatez de estas se debe consultar a un profesional. Porque cortar un pilar para que el sofá quede mejor es una barbaridad.
Fotografías: Francisco Rodrigo Griño.